Cada amigurumi que creo pasa por un proceso cuidado y detallado. Primero, investigo al personaje que me solicitan, especialmente si no lo conozco bien, y busco muchas imágenes para capturar sus detalles únicos. Luego, reviso patrones que podrían servirme como base y, si es necesario, los adapto para dar con la mejor versión.
Una vez que tengo clara la forma, calculo un presupuesto y lo acuerdo con el cliente. Después, compro los materiales específicos y, ¡llega mi parte favorita! Me sumerjo en el tejido y empiezo a darle vida al personaje, puntada a puntada, con toda la dedicación y cariño que cada pedido merece.




